jueves, 20 de mayo de 2010

La clase, un asunto de comunicación por Jesús Zarazúa Rangel

Amigos y compañeros de la maestría en Innovación en la escuela de la UPN 111, grupo Victoria, Guanajuato, les comparto una reflexión acerca de lo qué es una clase, sé que directamente no es una tarea del curso que desarrollamos, pero, la investigación acción, nos lleva a observar detalles de nuestra práctica y a escribir sobre ellos, pues bien, en un ejercicio de reflexión en una clase con mis alumnos de la Normal Superior de San José, surgió el siguiente texto, ojalá y tengan el tiempo de leerlo y sobre todo de reflexionar entorno a la temática que planteó en él, puesto que todos y cada uno de nosotros: diseñamos clases y estamos diariemente en un salón de clase. gracias por su atención y sus comentarios.

La clase. Un asunto de comunicación
Jesús Zarazúa Rangel

“La comunicación es un hecho personal.
Sólo puede ser personal”.
Carlos L. Alvear García


Es necesario realizar una pausa en nuestra carrera docente para observar todo el bagaje cultural, psicológico, pedagógico y social que nos cobija, para intentar vislumbrar el espacio, tiempo y acciones que dan como resultado una clase. Hace unos días comentaba con mis alumnos de la Normal Superior y nos detuvimos tan sólo para tratar de concretar ideas que pudieran definir lo qué es una clase, entendida a veces como lecciones particulares y públicas, vista como una conferencia y también como un conjunto de secuencias en donde se llevan a cabo diversas actividades realizadas tanto por el docente como por los alumnos, las cuales cubren la apertura, el desarrollo y el cierre; de un tiempo determinado e incluso de un contenido. Más allá de lo que eso que pueda implicar, en la reflexión que realizamos de manera conjunta, nos dimos cuenta que este concepto tan elemental no está del todo definido y de pronto olvidamos que la clase tiene una serie de características y elementos que son los que en realidad le dan la cualidad peculiar para que le podamos llamar clase y que quizá algunos profesores ni siquiera los consideran al momento de realizar una planeación.

De manera muy general coincidimos en que normalmente se planea en función al tiempo duración de la clase y al contenido a tratar. Las actividades que se diseñan normalmente van de acuerdo a la extensión del contenido, los cual nos da la pauta para imaginar en cuántas sesiones se podrían cubrir los temas, en ocasiones, y lo hemos observado que los docentes ajustan sus contenidos a cierto número de sesiones, esto por la presión que de pronto existe por parte de la supervisión que en algunos casos fija metas a cumplir en cierto periodo de tiempo, sin embargo, esto limita a los profesores, ya que más que ocuparse de un diseño funcional que permita cumplir los propósitos de cada asignatura, están más preocupados por cubrir cierto requisito que se le pide, principalmente en cuestión de papeleo y es que nuestro sistema educativo no está ajeno a la burocracia de la que sufrimos prácticamente en todos los sectores en el país.

En muy pocas ocasiones, se diseña la clase considerando las características propias del grupo (intereses, ambiciones y relaciones sociales internas), formas de aprendizaje (visual, auditiva, etc.). Cierto es que, un profesor que a diario tiene una gran cantidad de alumnos, los llegue a conocer a profundidad y más si nos referimos a un profesor de secundaria que entra con un grupo y otro, lo que genera que en un solo día trate hasta cien alumnos o más; sin embargo, es necesario que al momento del diseño de la clase y aún cuando se esté aplicando éste, entendamos que una clase es la actividad en la que se reúnen ciertas características las cuales se producen de manera presencial, en un lugar determinado, donde un grupo de personas (alumnos y maestros) coinciden para construir de manera significativa un conocimiento el cual tiene que convertirse en aprendizaje. ¿Qué más podemos considerar? De pronto nos olvidamos del lugar, a veces no tomamos en cuenta las características físicas de la locación donde se realizarán las actividades que se han planeado, pese a que el salón es el lugar donde de manera continua se está presente, parece ser que al momento de realizar nuestra planeación es lo último en que nos preocupamos, sin embargo no lo debemos de olvidar ya que es importante e incluso tener un pequeño croquis y como jugada de pizarrón, diseñar las rutas posibles que se utilizarán durante una actividad, además de que hay que considerar en qué nos puede favorecer o entorpecer la forma física del lugar, primero en cuanto a forma y después en extensión, ya que, si diseñamos una actividad en equipo hay que tener presente todos los escenarios posibles en cuanto a distancia y ruido, en cuanto a movimientos y libertad para que nuestros alumnos puedan desarrollar y construir su conocimiento de manera guiada y significativa. En cuanto a la cuestión del tiempo, hay que recalcar que debemos ser sumamente cuidadosos. Cada uno de los minutos que tenemos en una clase debe ser utilizado. Hemos visto que con mucha frecuencia en un salón de clase, se pierde mucho tiempo en acciones que no tienen que ver para nada con el proceso enseñanza- aprendizaje, tales como: entrar al salón, acomodarse en su lugar, sacar el cuaderno y libro de texto, callar a los alumnos que se encuentran platicando, sentar a los que están de pie, en fin, entre otras cosas que hacen que los minutos puedan transcurrir sin ser efectivos. Al planear una clase, debemos de ver de manera general el tiempo completo que utilizaremos, pero también es necesario que fragmentemos cada una de las actividades en minutos efectivos, para que cada uno de los docentes tenga mayor control en la organización al momento de llevar al aula esa planeación que ha surgido del conocimiento del grupo en los distintos ámbitos. Si nos presentáramos en un salón sin planeación alguna, con seguridad nos perderíamos en el tiempo y en el espacio, pero sumado a ello, los contenidos no tendrían ninguna coherencia e ilación, por lo que nos la pasaríamos dándole vueltas al asunto sin concretar alguna de las actividades.

Camino a definir lo qué es la clase, es necesario que consideremos que un grupo un conjunto de características, las cuales comienzan por darnos cuenta que la clase se produce de manera presencial en un lugar y en un periodo de tiempo determinado en los que coincide un grupo de personas, no podemos hablar de una clase sin estimar que en ella existen relaciones interpersonales donde no sólo hay una serie de conocimientos expuestos, sino que también encontraremos emociones y sentimientos, estados de ánimo e incluso el clima del día y la hora en que se desarrolle. La segunda característica es que predomina el discurso oral, pero ahí es donde más vale planear porque podemos caer a un discurso monogestionado, en el que lo convertiremos en un monólogo y nuestros alumnos serán únicamente espectadores, mientras que lo ideal sería realizar nuestro discurso plurigestionado en el que permitiríamos el desarrollo de diálogos, conversaciones, debates entre los discentes y el docente, entre alumnos y alumnos y en todas las combinaciones posibles, pero nunca debemos perder de vista que el profesor es el encargado de guiar esos diálogos que se generan y que debe de fungir la acción de mediador para equilibrar los ánimos que puedan surgir entre los participantes. Una característica más de la clase es que las actividades están propuestas y coordinadas por una persona a quien se le considera experta, lo que mencioné el punto anterior, el profesor debe tener dominio del contenido, sin embargo, eso no significa que debe transmitirlo, más bien parte de sus funciones es generarlo y alimentarse de lo nuevo que se expone, él, guía la transmisión, construcción de conocimientos y propones los procedimientos para hacerlo para hacerlo de una manera que influya en las actitudes de los receptores.
No podemos olvidar que los destinatarios son sujetos activos de aprendizaje y se consideran generalmente inexpertos en los contenidos a tratar dentro de la clase, sin embargo, aquí es importante que reflexiones ¿realmente nuestros alumnos están activos al aprendizaje? ¿Nosotros seremos capaces de activarlos? Creo que coincidimos en que muchas de las veces nos encontramos que nuestros alumnos no están activos al aprendizaje, que no les interesa y que quizá la razón o motivo por lo que están ahí, es muy ajena al aprendizaje, sin embargo, es nuestra tarea buscar las formas para activarlos. La clase, normalmente tiende a ser un discurso unitario, tanto en actividades y en discursos, creo que cada uno de nosotros los docentes debemos de buscar la forma de convertirnos en incluyentes, de integrar a nuestros alumnos a la praxis del aprendizaje desde todos sus puntos y niveles, desde brindarles la oportunidad de proponer actividades y escucharles sus discursos y argumentos que presentan, y que no sea sólo el docente quien lleve el ritmo y por último, debemos considerar que cada una de las clases está conectada directamente a sesiones anteriores y a sesiones futuras e incluso a sesiones de otras asignaturas, por lo que podemos decir que una clase se desarrolla de forma integral y que no podemos dejar fuera de la clase a el conocimiento que se ha ido adquiriendo a lo largo de la vida en diferentes lugares y que además esos aprendizajes suelen ser muy variados y divergentes a la vez, incluso lleguemos a pensar que no tienen nada qué ver, sin embargo, la asistencia a una clase nos permitirá darnos cuenta que en una clase cabe todo y es universal sea de la asignatura que sea.

Planear una clase nos puede facilitar el establecer relaciones de confianza con los alumnos; sin duda alguna, el que nosotros como docentes podamos generar la confiabilidad de nuestros educandos lograremos adentrarnos más al mundo de ellos, conocer de ellos, sus intereses, sus gustos, además de habilitar la capacidad de generar complicidades, lo que no va a impulsar terminantemente a despertar la comprensión de los contenidos que se han tratado durante el tiempo establecido, porque además, la confianza no sólo es dentro del aula, sino que se ve reflejada en acciones en el contexto escolar e incluso en el contexto comunitario, que sin duda alguna marcará la importancia que los alumnos le den a sus pensamientos, a sus emociones ya que intercambiarán sin ningún temor lo que se reflejará en un aprendizaje, el cual tendrá un valor significativo. Es importante que en el salón donde se desarrolla la clase, es importante que se consideren importantes todos los tipos de relaciones que se den entre las personas que ahí convergen, es necesario que exista la comunicación de grupo, para lograr dicha comunicación entre los docentes y los alumnos, es necesario mostrar y tener un auténtico interés por la realidad de los educandos , mirarlos como personas que están en continúo aprendizaje y sobre todo propiciar una relación donde el alumno y el docente son iguales y ambos construyen su propio conocimiento ayudado por el otro, si lo vemos desde el enfoque pedagógico comunicativo, dinámico y participativo favorece la relación respetuosa entre profesores y alumnos.

Hoy en día los modelos autoritarios de enseñanza se ven reflejados en actitudes por parte de los alumnos, donde ellos actuaran tanto a la defensiva y sobre todo al ataque, lo que propicia emociones negativas, las cuales pueden ser agresivas y defensivas, lo cual marca una barrera donde el alumno no permite que el docente se acerque más allá de lo que debe en el sentido estricto de su función, sin embargo, la experiencia nos ha puesto en la razón de que las relaciones sociales- humanas que pueda generarse entre ambas partes, genera que los procesos áulicos se desarrollen con plena satisfacción.

Es necesario que en el salón de clases, exista un ambiente incluyente e igualitario, se debe de tener en cuenta todas las informaciones que se poseen sobre los miembros del grupo , con neutralidad, sin prejuicios y sobre todo desechando los estereotipos que pudieran existir en el aula, en la escuela y en la comunidad, es muy importante que cada docente discrimine esa información que tiene sobre cada uno de los educandos, esto, porque existe información confidencial y de uso delicado; pero también el profesor con regularidad conoce datos sobre la vida personal de sus alumnos, que pueden ser desde algunas actitudes, algunos secretos o información que se sucintó en el pasado y que el hacerse del conocimiento público puede lastimar al alumno. El profesor, como parte de su profesionalismo está el poder discernir y decidir cuándo utilizar esa información a favor del crecimiento moral, personal, profesional de sus educandos, esto nos permitirá mostrar cada uno de los mensajes verbales y no verbales, ya que la actitud con apertura por parte de quien guía la clase favorecerá el acercamiento, el cual comienza con el uso de un lenguaje respetuoso el cual no promueva prejuicios sociales ni discriminatorios, ya que como sabemos, nuestras palabras tienen su significado literal y sumado a éste, siempre va el significado conativo, que se puede valer de metáforas, por lo que es muy necesario planificar toda actividad comunicativa.

Un buen discurso nunca es fruto de la improvisación, por lo que se requiere dedicación de tiempo y atención para prepararlo. No podemos introducirnos en un aula para haber que se nos ocurre decir, es necesario que nuestra planificación de los cursos y en particular de las clases incluyan por sesión, además de las actividades que se propondrán a los alumnos, las intervenciones orales que servirán para reflexionar, analizar y discernir lo cual nos ayudará a una transmisión efectiva de ideas y conocimientos, podemos dividir en diferentes etapas, por ejemplo podemos hacer una primera división, la cual puede ser completamente reflexiva, en la cual se puede promover la toma de decisiones sobre la finalidad y el contenido de la sesión, claro, sin dejar de lado las características de los alumnos que son un eje central para cada plan de trabajo por clase; además de considerar los objetivos y propósitos de aprendizaje que nos hemos planteado sin dejar de lado el tiempo de la sesión que se destinará a actividades especificas e incluso debemos incluir en el plan y considerarlo en el tiempo, las intervenciones orales que pudieran hacer nuestros alumnos.
De igual manera, podemos dividir en una, segunda instancia, podemos pensar un una fase práctica, en donde incluso podemos preparar un guión que puede contener un mapa conceptual, de manera que nos vaya marcando las intervenciones, contenido, ideas y palabras claves, informaciones secundarias, orden, un mapa del tiempo disponible y destinado para cada una de las actividades ; además preparar materiales visuales, auditivos y de cualquier tipo que pueda complementar los logrado por el docente, pero siempre pensando en los alumnos. Podemos decir entonces que la clase es un asunto de comunicación en donde un conjunto de personas de características similares en ciertos aspectos y muy distintos en otros, convergen para construir cada uno y conjuntamente el conocimiento que es de su interés.



Sugerencias bibliográficas:

Alvear García, Carlos Luis. “Entre el crepúsculo y el amanecer. Reflexiones en el tránsito de dos milenios”. SEG. 2000
López Amezquita, Martha Elena, Vázquez Rodríguez, Patricia. “Diplomado de PNL y Educación. Introducción a la PNL”. CAM, Guanajuato. 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario