jueves, 3 de junio de 2010

PAULO FREIRE POR LILIANA VELÁZQUEZ C.

PAULO FREIRE
Nació en Recife, Brasil, en 1921. En 1947, fue director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social de la Industria. Estudió letras y se doctoró en 1959 en Filosofía e Historia de la Educación con la tesis «Educación y actualidad brasileña», en la que se sientan las bases de su método, según el cual todo proceso educativo debe partir de la realidad que rodea a cada individuo.
En los años 50, perteneció al primer Consejo Estatal de Educación de Pernambuco. En 1961, fue nombrado director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife. En 1963 puso en práctica su primera experiencia educativa de grupo, dentro de la Campaña Nacional de Alfabetización, consiguiendo la alfabetización de 300 trabajadores rurales en mes y medio. Fue acusado por la oligarquía y por ciertos sectores de la Iglesia de agitador político.
Como consecuencia del golpe militar de 1964, debió abandonar su actividad, calificada de subversiva, y buscó refugio en Chile, donde participó en diversos planes del gobierno democristiano de Eduardo Frei, como el programa de educación de adultos del Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA). En Chile escribe Pedagogía del oprimido, cuyo contenido desagradóó al gobierno de Santiago.
Profesor de la Universidad de Harvard, colaboró con los grupos dedicados a la reforma educativa en los ámbitos rurales y urbanos. En 1970 se trasladó a Ginebra (Suiza), donde trabajó en los programas de educación del Consejo Mundial de las Iglesias.
Después de dieciséis años de exilio, en 1980 volvió a Brasil, impartiendo docencia en la Universidad de Estadual de Campinas y en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, ciudad esta última de la que fue Secretario de Educación. En 1986, recibió el premio internacional «Paz y Educación» de la UNESCO.

El libro de Paolo Freire está dirigido con la intención de orientar a los educadores para lograr construir escuelas democráticas.
Sus cartas así como otras obras están dirigidas en un punto central referentes al “dialogo” como proceso educativo radical que se convierte en el espacio de encuentro entre educador y educando.
En la introducción sobre las cartas resalta como:
1.- La vocación versus la profesionalidad. En muchos contextos, esta apelación a la vocación junto con el apelativo de “tías” para nominar a las docentes, enmascara un ocultamiento del derecho de los educadores a que su trabajo sea reconocido y recompensado de manera justa.
2.- La docencia, dice Freire, es ante todo una profesión, que exige una permanente capacitación científica, física, emocional y afectiva. Los maestros, entonces, no pueden renunciar a la defensa de sus derechos laborales, y esta defensa debe ser colectiva, nunca individual.
3.- El diálogo entre los sujetos involucrados en la enseñanza-aprendizaje.

4.-La Lectura . Lectura y escritura son interdependientes: aprendemos a leer sobre lo que alguien escribió antes. Escribir, entonces, es adueñarse críticamente de ir siendo, de ir constituyéndose histórica y socialmente.
Las cualidades necesarias para la práctica educativa progresista son:
Humildad: Nadie lo sabe todo, y por lo tanto, nadie lo ignora todo. Escuchar a quién nos busca es un deber humano. Hay que estar abierto a aprender y a enseñar.
Amorosidad, “amor armado”: Derecho de luchar, denunciar, anunciar. Hay que tener, junto con la valentía de amar, la valentía de luchar. Hay que superar el miedo.
Tolerancia: Convivir con lo que es diferente, aprender de lo diferente, respetar lo diferente. No es la simple connivencia con lo intolerable. Requiere respeto, disciplina, ética.
Y además, decisión, seguridad, tensión entre paciencia e impaciencia, alegría de vivir.
La maestra democrática es aquella que habla a los educandos y con los educandos, escuchándolos.
Es fundamental enseñar a escuchar a los otros, que incluye el deber de respetarlos, la tolerancia, el acatamiento de las decisiones tomadas por la mayoría. Hay que estimular el gusto por la pregunta, por la crítica, por el debate.
Esto no implica renunciar a la disciplina, que se encuentra en el movimiento contradictorio entre la coercibilidad necesaria de la autoridad y la búsqueda de la libertad. La libertad del educando necesita límites para no perderse en, así como la voz de la educadora necesita límites éticos para no deslizarse al absurdo.
Es necesaria, entonces, la disciplina intelectual, así como la disciplina política, para poder inventar la ciudadanía, a través de la lucha.
Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho
Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado
Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos
Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo
Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando
Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad
Enseñar exige saber escuchar
Nadie es, si se prohíbe que otros sean
La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión
Decir la palabra verdadera es transformar al mundo
Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa
El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación
El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas
Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre
La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio"
Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra
Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización.
Me gusto mucho el punto de vista del autor porque debemos comenzar por tener gusto por nuestro trabajo, respeto y ética para poder mejorarlo, persistiendo siempre en la búsqueda contante de esa calidad educativa que tanto nos hace falta. Necesitamos brindar aprendizajes significativos.No debemos dar los conocimientos, sino dejar que encuentren y construyan su conocimiento.
Enseñanzas pedagógicas: "Cartas a quien pretende enseñar", de Paulo Freire http://libroseducacionformacion.suite101.net/article.cfm/enseanzas_pedagogicas#ixzz0ppQoE7l3
http://www.cilep.net/freire-cartas.pdf

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