lunes, 28 de junio de 2010

Cartas a quien quiere enseñar Juan Rincón

Cartas a quien quiere Enseñar
Paolo Freire

PRIMERA CARTA

Enseñar y aprender son la cara de la misma moneda, si bien existe una dicotomía, esta es más bien para hacer en ocasiones más comprensible, es un mismo proceso que tiene que realizarse en una forma crítica, no es posible deslindarla del ambiente en el que se encuentra tanto la escuela como los sujetos; estamos imbuidos en el cambio, en una dinámica. La responsabilidad ética, política y social del maestro, le impone la acción de preparase, de capacitarse, de buscar la actualización de una manera permanente, que le permita estar en consonancia con los cambios que está sufriendo nuestro mundo. La capacitación debe ser crítica.

Para ello el estudio debe ser un quehacer crítico, no se trata de hacer una simple memorización, es un trabajo creador, recreador, poco importa si se accede a través de la lectura de un texto o bien de la lectura crítica de la realidad. El acto de estudiar siempre implica el acto de leer, de leer el mundo, pero leer no es un mero entretenimiento, leer es una opción inteligente, difícil, pero muy gratificante, leer es comprometerse con una experiencia creativa que gira alrededor de la comprensión, y para ello es necesario que iniciemos en la realidad, los conceptos emergen del mundo cotidiano. Hay que comprender que la codificación y decodificación del mundo es una tarea que nos atañe, hay que descubrir todas las implicaciones de nuestro trabajo, de nuestras acciones, todo lo que hacemos tiene repercusiones en lo que respecta a la economía, la sociología, la ecología… y podríamos mencionar muchas otras ramas de la ciencia, nuestras acciones rigen el desempeño de nuestro mundo, eso es lo que hay que descubrir, decodificar y codificar. Estudiar es des ocultar, es alcanzar la comprensión total del objeto o evento, es percibir, es arriesgarse, construir, nadie que estudia o lee, tiene el derecho de abandonar la lectura del texto, hay que recurrir a los diccionarios que son herramientas que nos pueden apoyar a construir un significado.

La escritura debe realizarse de una manera clara, precisa, facilitar la lectura, pero no es dar todo, no digerir todo, debe haber un esfuerzo que nos ayude a consolidar nuestros conocimientos, existe una relación necesaria entre el nivel de contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector; cuando esa distancia es demasiado grande, cuando no tiene nada que ver todo esfuerzo de búsqueda de comprensión será inútil; por otra parte hay una serie de herramientas que nos pueden ayudar a clarificar nuestro trabajo de lectura y escritura, la consulta de diccionarios, enciclopedias, diccionarios filosóficos, etimologías, etc… El poder consultar todas estas herramientas, corresponde al deber de las escuelas de hacernos posible su consulta, equipando para ello bibliotecas con horarios accesibles de estudio.

Ahora bien la oralidad antecede a la escritura, pero es parte inicial de un proceso que se consolidará, el poder representar con un signo lo que soñamos, lo que somos ya es una muestra de ese proceso. Al aprender a leer nos preparamos para, a continuación, escribir el habla que socialmente construimos. Durante décadas, trabajamos este aspecto como algo aparte, lo que nos creo una serie de confusiones que se denotan, hasta en los alumnos de superior que no pueden realizar su tesis, porque no saben escribir. Resulta entonces necesario que aprendamos a aprender, que el demos al lenguaje oral y escrito, su uso y la importancia que requiere científicamente.

Si nuestras escuelas se dedicaran a estimular en los alumnos la oralidad, el gusto por la lectura y la escritura, y ese gusto se continuara estimulando, posiblemente tendríamos menos graduandos hablando de inseguridad o incapacidad para escribir. Si fuese al contrario tendríamos en el mundo una serie de elementos que nos ayudarían a mejora nuestros índices de calidad. La lectura crítica de los textos y del mundo tiene que ver con su cambio en proceso.

SEGUNDA CARTA

Siempre existe una relación entre el miedo y la dificultad, entre el miedo y lo difícil pero esta relación se encuentra también entre el sujeto que tiene miedo de lo difícil o de la dificultad, o que le teme a la posibilidad de no poder franquear el texto, esto en cierto punto es normal, pero debemos de trabajar en ello, lo que no podemos permitir es el pánico, que paraliza al sujeto frente a un desafío.

Es posible que tengamos miedo ante un texto, es posible que mi cantidad de respuesta esta a la altura del desafío del texto que ha de ser comprendido; es posible que mi capacidad de respuesta ante el texto sea menor, o bien mi capacidad de respuesta es mayor. Si es menor mi capacidad de respuesta, debo por lo menos tratar de superar algunas de las dificultades, debo buscar ayuda de un igual, de un profesor o de alguien que pueda orientarme. Estudiar es un quehacer exigente cuyo proceso se da a una sucesión del dolor y placer, de sensación de victoria de derrotas, de dudas, de alegría.

Hay amenazas para no buscar un trabajo correcto, una de ellas es la de no usar instrumentos de consulta para la comprensión de un texto, estas herramientas deben de ser auxiliares de cabecera en nuestro trabajo. Otra amenaza es proclamar la ilusión de que estamos entendiendo, sin poner a prueba nuestra afirmación, debo de comprender que es parte de un proceso en el que debo superar las dificultades y entender el texto. Una más de las amenazas es la de el cumplimiento de una tarea difícil, mientras leemos nuestra mente se transporta a otros lugares, físicamente estamos con el texto, pero nos hace falta concentración. Raramente un libro se nos entrega, debemos de trabajar con él para acceder a ello, la lectura es una transacción entre el autor y el lector, es una composición entre ellos, con el compromiso de no desvirtuar el significado del autor, ahora bien, no es posible leer sin escribir, ni escribir sin leer, ambas son partes de un proceso análogo. La lectura entre pares es un proceso más rico en la variedad de significados, permitiendo la entrada de diversos puntos de vista, enriqueciendo la producción de la inteligencia del texto. El sueño de todo escritor es ser leído, discutido, comentado, criticado, mejorado, reinventado por sus lectores.

En la mayoría de las escuelas la imaginación del niño es suprimida, la interpretación de la lectura no puede traicionar el dato concreto. Pero esto no significa que deba memorizar textualmente lo leído, es necesario que los educandos, experimentándose cada vez más en la tarea de leer y escribir, perciban las tramas sociales en las que se constituye y reconstituye el lenguaje, la comunicación y la producción del conocimiento.

TERCERA CARTA

El magisterio es una profesión y una vocación, la práctica educativa, es algo muy serio, tratamos con las personas, los ayudamos o los perjudicamos en esta búsqueda. Estamos intrínsecamente conectados con ellos en su proceso de conocimiento. La nuestra es una tarea difícil, tenemos la necesidad de luchar cada vez más eficientemente por nuestros derechos, de ser competentes y estar convencidos de la importancia social y política de nuestra actividad. La escuela pública y popular, eficaz, democrática y alegre con sus maestros y maestras bien pagados, bien formados y en constante capacitación. Pero que es lo que en realidad pasa en nuestro país las negociaciones son sólo políticas, de intercambio de prebendas entre las cúpulas de poder, son transacciones electorales que se ofrecen al mejor postor.

No es posible que sigamos en estos tiempos con millares de maestros improvisados, con millones de niños que no acuden a la escuela, unos expulsados y otros impedidos de poder hacerlo. Es evidente que los problemas educativos no son sólo de esta índole, son problemas políticos, éticos, financieros y de seguridad. Qué podemos ofrecer al joven, si no hay empleo, que podemos ofertar si aun impera el compadrazgo, el nepotismo. Es urgente que los maestros unamos nuestro trabajo en torno a una educación liberadora, crítica. La Educación es la palanca de la transformación social, porque permite la creación y recreación de nuevas formas, de nuevas tecnologías, porque haciendo críticos a los sujetos será más difícil enajenarlos, dejaran de ser sólo consumidores de cultura, para pasar a ser creadores de esta.

CUARTA CARTA

Las cualidades de los maestros son requisitos para que logren realizar su tarea de la mejor manera, por ello la primer cualidad es la humildad, entendiendo esta como una fuerza, como valentía, confianza en nosotros mismos, respeto en nosotros y hacia los demás, se cita la frase “nadie es tan inteligente que lo sepa todo, ni nadie es tan ignórate que no sepa nada”.

Otra cualidad es la amorosidad, es decir el aprecio por lo que hacemos, un amor luchador por lo que debemos denunciar, por lo que debemos de anunciar. Si bien se habla de valentía, también hay que hablar del miedo, debemos de luchar contra los mitos que nos deforman, hay que educar nuestro miedo, hacerlo racional, no paralizante, no pánico.

Tolerancia, una cualidad que nos debe hacer comprender el respeto por los demás, pero la tolerancia debe estar reglamentada, para que no degenere en lo intolerable; la tolerancia requiere respeto, disciplina, ética; El autoritarismo empapado de prejuicios sobre el sexo, las clases y las razas jamás podrá ser tolerancia, si antes no vence sus prejuicios.

Debemos tener también decisión, es necesaria la ruptura, pero así debe ser, podemos tomar decisiones erróneas, pero siempre buscando lo mejor. No es posible vivir sin el rompimiento que esto representa. Por el contrario la indecisión nos pierde, nos aniquila, es el temor, el pánico a lo desconocido, debemos ser democráticos, pues de esa manera las decisiones serán más examinadas. Para actuar con entereza es necesario tener seguridad, y para obtener esta se requiere de competencia científica, claridad política e integridad ética.

La actitud del docente debe mediar entre la paciencia y la impaciencia, si nos dirigimos más a la primera, nos llevará al inmovilismo, a la inacción y si nos inclinamos a la segunda estaremos trabajando en un activismo ciego, “dando palos sin ton, ni son”. Esto se aplica también al desarrollo del lenguaje, debe de centrarse su uso, no exagerar, el uso del lenguaje en los dos extremos ayuda a la mantención del Status Quo. Ahora bien debemos de actuar de una manera constante el andar erráticamente entre una conducta y la otra (paciente e impaciente) creará en los alumnos y en los hijos una conflicto, debe de seguirse una línea de comportamiento.

No hay vida humana sin carencia, sin conflicto, no debemos aceptarlo, ni rechazarlo, debemos criticarlo para poder crecer en nuestra conciencia. Los maestros estamos siempre en un conflicto y debemos confrontarlo, vivirlo, para exigir mejores condiciones de trabajo y de vida.

QUINTA CARTA

El primer día de clases es un nuevo camino que recorrer, nuevas acciones que emprender, sí habrá inhibiciones de los alumnos, pero también del docente, pero es natural, ambos tienen miedo, pero hay que sobreponerse, hay que actuar, hay que manifestarlo, para que todos en la clase lo hagan y traten de ser humanos, hay que manifestar los deseos y tratar de leer la situación que se presenta, las caras, los movimientos, las voces, leer todo, pero también de registrar las actividades que se presentan en el aula, con el afán de develar lo que ocurre al interior. Escribir el registro es abrirnos a la posibilidad de ser críticos con nuestros actos, de evaluar nuestro desempeño en lo ocurrido, a dejar sistematizada nuestra práctica, a hacer rectificaciones a lo ocurrido.

No es válido pensar sólo en la enseñanza de contenidos como si estos lo fuesen todo, es necesario abrir las posibilidades a la imaginación, a los sueños y a luchar por ellos. Tal es el sueño más anhelado del hombre: “La libertad”. Es un estatus, una necesidad por la que día a día debemos luchar. En una sociedad como la nuestra, de robusta tradición autoritaria, es de vital importancia, encontrar caminos democráticos para el establecimiento de límites para la libertad y la autoridad.

SEXTA CARTA

Las relaciones entre el o la educadora con sus alumnos deben estar cimentadas en el respeto, de la identidad de ambos, de su identidad cultural, de su condición social o económica, debe de haber una práctica coherente entre lo que se dice y lo que se hace, los niños tiene una sagacidad increíble para detectar que los maestros predican lo que no hacen, y qué decir de la maestra o maestros que es inseguro, vacilante o inseguro.

La actuación del maestro es acercar a las aulas el testimonio progresista, el testimonio de la honradez, de la disciplina, de estudio, de lucha por mejorar su calidad de vida, del combate al autoritarismo y a favor de la democracia. Hay que desenmascarar a este mundo en el que la ideología dominante nos dice que unos si sirven y otros no, los más “capaces” conducen al mundo y los “menos” capaces sobreviven. La actuación del maestro debe alentar la oralidad de los educandos y con ello avanzare hacia la siguiente etapa que es la escritura.

SÉPTIMA CARTA

La comunicación es indispensable y debe de ser accesible, no hay que hablarle al educando, hay que hablar con él, discutir las ideas, comentarlas en un ejercicio más de democracia y libertad, la educación es un acto político que debe fomentarse, el maestro o maestra democrática, tienden a formar ciudadanos y ciudadanas responsables y críticos. Es una tarea que debe ser practicada por ambos, los dos deben de saber escuchar, el discurso no es propiedad del maestro o maestra.

Pero no hay que dilatar tanto pues se perdería la comunicación, deben existir reglas y cánones a los cuales ceñirse ambos. Sería ideal participar en la discusión fundamentada en la lectura de la realidad. Como educadoras y educadores somos políticos, hacemos política al hacer educación. Y sí soñamos con la democracia, debemos luchar por ella día y noche por una escuela en la que hablemos a los educandos y con los educandos, para que escuchándolos, podamos ser también oídos por ellos.

OCTAVA CARTA

Identidad cultural y educación son términos que nos hacen reflexionar en lo que somos, hay infinidad de culturas, cada una con sus peculiaridades, pero cada una nos ofrece una concepción distinta del mundo. Cada uno de nosotros prolongamos el mundo natural más allá, tanto que nos hemos (según: Jacob, 1991) vuelto animales inscritos en un proceso de aprender y de buscar. Y es que justamente estamos condicionados, pero al mismo tiempo conscientes del condicionamiento. En el fondo la libertad tiene mucho que ver con lo que heredamos y lo que adquirimos a lo largo del tiempo.

La identidad cultural debe ser respetada por el maestro y por los alumnos, no debemos de actuar como más ni como menos de los demás. El punto inicial es la comprensión de que la práctica educativa es una práctica política. No hay que juzgar la forma de lenguaje, por qué ¿Quién es quién? para asegurar la belleza o lo feo del lenguaje, cada quién posee particularidades en su discurso que lo hace único irrepetible. Cada pueblo, cada persona posee su propio lenguaje rico y vivo.

NOVENA CARTA

El contexto concreto y el contexto teórico es una relación simbiótica de la que se genera un nuevo conocimiento. La práctica en el mundo, en la medida en que comenzamos no sólo a saber que vivíamos sino a saber que sabíamos y que por lo tanto podíamos saber más, inició el proceso de generar el saber de la propia práctica. La conciencia del mover lo que promovió el mover a la categoría de práctica e hizo que la práctica necesariamente generase su propio saber. En este sentido la conciencia de la práctica implica la ciencia de la práctica implícita o anunciada en ella. De esta forma, hacer ciencia es descubrir, develar verdades sobre el mundo, los seres vivos y las cosas.

La ciencia es un quehacer humano que se da a lo largo de la historia del hombre mismo, pero no es sino hasta la edad moderna, con Galileo Galilei, quien responde a la necesidad de la práctica industrial recién descubierta, a partir de esas necesidades el saber se ha visto beneficiado, así como también la ciencia en sí misma. Sin embargo los seres humanos automatizamos una serie de saberes cotidianos que aprendidos inconscientemente, modifican y actúan sobre nuestros saberes, haciéndose hábitos automatizados. Cómo hacer para, partiendo del contexto teórico y tomando distancia de nuestra práctica, desentrañar de ella su propio saber, como leer el contexto de situaciones que rodean a nuestra práctica. Ello con el afán de mejorar nuestro propio desempeño, orientados con la luz de la ciencia y la filosofía.

El contexto teórico, el de la formación permanente es indispensable la reflexión crítica sobre los condicionamientos que el contexto cultural ejerce sobre nosotros, sobre nuestra manera de ser, de actuar, sobre nuestros valores. Pero hay que ser respetuosos con la manera como cada comunidad entiende las cosas, si bien no hay que decir sí a todo, hay que entablar un dialogo que nos ayude a criticar lo establecido, no debemos prestarnos por connivencia a tolerar acciones que no estén adecuadas a mis principios.

Hablando en rigor, nadie le enseña a nadie a hablar, uno aprende en el contacto diario, en la práctica, en la casa, en la escuela, en el barrio, etc… el habla, el lenguaje propio es una adquisición. De esa manera también debe iniciar la escritura, que es parte fundamental de leer. Nadie aprende sin un motivo cierto, hay que estimular en los educandos que escriban sus historias, que las inventen y reinventen. Esto es a raíz de la idea anterior sobre el desarrollo de la ciencia y el conocimiento. Werner, nos explica que el hombre en sí tuvo al igual que los niños un desarrollo similar, que el habla fue un proceso amplio y tortuoso, pero enriquecedor, que la escritura inicio con un proceso similar al de los infantes, primero como una representación pictórica, después ideográfica y por último grafo – fonética. Ante esto hay que emplear técnicas en las que los niños tengan acceso a la palabra escrita, una solución podría ser el de plantar frases en los lugares más significativos de la localidad, para provocar la curiosidad de niños y adultos. Una comunidad se va haciendo letrada en la medida en la que lo exigen sus nuevas necesidades sociales de materia y espíritu.

Paulo Freire propone la formación de círculos de estudio, con un liderazgo democrático, alerta, curiosos, humilde y científicamente competente. En la crítica de nuestras acciones y saberes, vamos ampliando el horizonte de conocimiento científico, con el cual nos armamos para superar los errores cometidos. En este sentido el trabajo intelectual en un contexto teórico exige poner plenamente en práctica el acto de estudiar, de realizar una lectura crítica del mundo y no puede dejar de ser parte la escritura, leer y escribir textos se complementan de tal modo, que si son eficaces no se podrá decir que no se sabe leer y escribir. Hay que analizar periódicos, revistas, estableciendo conexiones entre los hechos comentados, sucesos, desmanes y la vida en la escuela. Todos los recursos deben de emplearse para mejorar la producción de conocimiento. Desafiar al pueblo a leer críticamente el mundo siempre es una práctica incomoda, para los que apoyan su poder en la inocencia de los explotados. Quien juzga lo que hago es mi práctica. Pero mi práctica teóricamente iluminada.

DÉCIMA CARTA

La disciplina intelectual de los educandos debe construirse en sí mismos con la colaboración del maestro, la disciplina debe ser democrática, no es una canonjía propia del docente, debe ser un acuerdo entre pares, entre personas, los límites siempre son buenos, pero deben estar cimentados en la ética. El inmovilismo, la conformidad anulan a la libertad y son tierra fértil para la coerción, en motor de desvergüenza, de injusticia perpetúa, de descalabros que nos afligen. No se recibe democracia de regalo, siempre se lucha por ella. En estos tiempos nos falta disciplina en la casa, en las escuelas, en las calles, en el tránsito. Es asombroso el número de personas que mueren a causa de la indisciplina.

El maestro debe enseñar, pero esto no es transmitir conocimientos, para que el acto de enseñar se constituya como tal es preciso que el acto de aprender sea precedido del acto de aprehender es decir de tomar el contenido o el objeto cognoscible, con el que el educando también se hace productor del conocimiento. Es un acto de conocer y reconocer lo que ahí está esperando ser develado.

La educación debe realizarse de y para la ciudadanía, debemos entablar un mutuo respeto con los alumnos, con los padres de familia, con nuestros colegas y superiores, dar y exigir el mismo trato, con ello estamos forjando la disciplina intelectual indispensable, sin la cual obstaculizaríamos nuestra formación así como la de los que nos rodean.

ÚLTIMAS PALABRAS

Saber y crecer – todo que ver”, la sabiduría y el crecimiento están unidos. No es posible saber sin una cierta dosis de crecimiento. No es posible crecer sin una cierta dosis de sabiduría. Saber es un verbo transitivo expresa una acción que ejercida por un sujeto, incide o recae directamente en un objeto sin regencia preposicional. Quien sabe, sabe alguna cosa, por el contrario crecer es un verbo intransitivo, es decir que no necesita ninguna complementación que selle su significado.

El proceso de saber que envuelve al cuerpo consciente como un todo – sentimientos, emociones, memoria, afectividad, mente curiosa en forma epistemológica, vuelta hacia el objeto – abarca igualmente a otros sujetos cognoscentes, vale decir, capaces de conocer y curiosos también.

El saber con el que contamos en la experiencia común, es un saber que falta de pasar por un proceso crítico, para que se pula y adquiera otro valor, sin embargo esta sabiduría no debe ser despreciada por nosotros, ya que es el comienzo.

Si bien somos sujetos programados en una función biológica, de ninguna manera determinados. Somos programados para aprender como lo señala Françoise Jacob (1991) por eso crecer, entre nosotros, es una experiencia travesada por la Biología, por la Psicología, por la cultura, por la historia, por la educación, por la política, por la ética, por la estética. No es lo mismo crecer y desarrollarse, crecer es una función biológica asociada más a la cuestión cuantitativa y el desarrollo es la especialización de las funciones de nuestro cuerpo y mente. El saber tiene todo que ver con el crecer, pero es necesario, absolutamente necesario que el saber de las minorías dominantes no prohíba, no asfixie, no castre el crecer de las inmensas mayorías dominadas.

LA PEDAGOGÍA CONSTRUCTIVISTA

La educación escolar es uno de los instrumentos que utilizan los grupos humanos para promover el desarrollo de sus miembros más jóvenes. Su especificidad respecto a otras prácticas o actividades educativas; la escuela tiene la función de conservar y reproducir el orden existente. Esta función de apoyo al desarrollo se cumple, o más bien se intenta cumplir, facilitando a los alumnos el acceso a un conjunto de saberes y formas culturales y tratando de llevar a cabo un aprendizaje de los mismos. La realización de estos aprendizajes por los alumnos sólo puede ser una fuente creadora de desarrollo en la medida en la que posibilite el doble proceso de socialización y de individualización; es decir, en la medida en que posibilite construir una identidad personal en el marco de un contexto social y cultural determinado.

En primer lugar el alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje. Es él quien construye el conocimiento y nadie puede sustituirle en esta tarea. Una de las tensiones básicas que caracterizan la construcción del conocimiento en la escuela; los alumnos sólo pueden aprender mediante la actividad mental constructiva que despliegan ante los contenidos escolares, pero esta actividad por sí sola no garantiza el aprendizaje; es necesario, además que se oriente a construir unos significados acordes o compatibles con lo que significan y representan los contenidos de aprendizaje como saberes culturales ya elaborados.

La construcción del conocimiento en la escuela como un proceso de construcción individual del alumno, sino más bien como un proceso de construcción individual del alumno, sino más bien como un proceso de construcción compartida por profesores y alumnos en torno a unos saberes o formas culturales preexistentes en cierto modo al propio proceso de construcción.

Ya no es posible limitar únicamente el papel del profesor a la organización de actividades y situaciones de aprendizaje susceptible de favorecer una actividad y situaciones de aprendizaje susceptibles de favorecer una actividad mental constructiva de los alumnos rica y diversa; el profesor como orientador y guía cuya misión consiste en engarzar los procesos de construcción de los alumnos con los significados colectivos y culturalmente organizados. La administración Educativa se ha reservado siempre, con pequeños matices atribuibles a las circunstancias políticas del momento, la competencia y la responsabilidad exclusivas en el establecimiento del currículum escolar, relegando a los profesores al papel de simples ejecutores de un plan previamente establecido y reduciendo hasta límites irrisorios su capacidad de autonomía e iniciativa personal.

No creemos que exista una metodología didáctica constructivista; lo que hay es una estrategia didáctica general de naturaleza constructivista que se rige por el principio de ajuste a la regla pedagógica y que puede concretarse en múltiples metodologías didácticas y particulares. En ocasiones esa ayuda llegará al alumno como una información organizada y estructurada; en otras, ofreciéndole modelos de acción a imitar, en otras formulando indicaciones y sugerencias más o menos detalladas para resolver unas tareas; en otras aún permitiéndole que elija y desarrolle de forma totalmente autónoma, unas determinadas actividades de aprendizaje. Los seres humanos sólo aprendemos aquello que somos capaces de construir por nosotros mismos merced a la actividad mental constructiva que caracteriza nuestro funcionamiento psicológico y, por otra, que gran parte de los aprendizajes que realizamos son tributarios de la influencia que sobre nosotros ejercen otras personas.

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