viernes, 11 de junio de 2010

Cartas a quien pretende enseñar. Paulo Freire, pensar la práctica, un reencuentro con uno mismo. Por Jesús Zarazúa Rangel

por Jesús Zarazúa Rangel




“Enseñar no es función vital,
porque no tiene el fin en sí misma,
la función vital es aprender”
Aristóteles


Pensar la práctica, un reencuentro con uno mismo, quise darle ese título a este trabajo en el que analizaré el libro del pedagogo de la praxis libertaria, me refiero al brasileño Paulo Freire, y es que veo necesario que se discuta con claridad política, radicalismo el gusto de ser maestro, de ser profesor, de ser educador, docente, en fin, todos aquellos adjetivos que se le pueden sobreponer a la persona que está día a día, cara a cara con los alumnos que no son otra cosas que personas en situación de aprendizaje, en este momento en que redacto este trabajo para el curso propedéutico de la maestría en innovación, me viene a la mente una frase que leí un una pared de una Telesecundaria, la cual dice “enseñar no es función vital, porque no tiene el fin en sí misma, la función vital es aprender”, es muy importante que quienes enseñamos, reflexionemos acerca de nuestra práctica, esto con la intención de que mejoremos, primero nos debemos de dar cuenta que trabajamos formando humanos, no máquinas ni objetos, por lo tanto es preciso reconocer que nuestros alumnos tienen emociones, sentimientos y al igual que nosotros problemas, presiones, etc.
Quiero comenzar la primera carta enunciando su título, “Enseñar a aprender. Lectura del mundo, lectura de la palabra. “Enseñar no existe sin el aprender” (Freire 1994: 28) ¿qué sería de nosotros los profesores si en nuestras aulas no hubiera alumnos? Simple, no existiríamos, por lo que es necesario ser conscientes de que vamos a trabajar con humanos, los cuales es necesario que asistan para que el proceso enseñanza aprendizaje pueda cerrar sus ciclos. La enseñanza no es una actividad exclusiva de los maestros, no el aprendizaje de la escuela. Todos enseñamos algo a los demás, desde nuestras actitudes, actividades que realizamos, es más, la actitud siempre deja algo a quienes nos observan; de igual manera, el aprendizaje lo desarrollamos desde el momento mismo en que somos concebidos, aprendemos a sentir, a intuir a pedir, a dar (emociones). Los seres humanos al ser primates, necesitamos estar relacionados socialmente con nuestros semejantes, aprendemos imitando, por lo que nuestros primeros aprendizajes los hemos adquirido a través de la observación, primero de quienes nos rodean, segundo de todo lo que nos rodea.
“Quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido” (Freire 1994:28), es importante que nosotros los docentes, reconozcamos el aprendizaje de nuestros alumnos, en lo que nosotros aprendimos anterioridad, y bien lo pudimos haber adquirido ese conocimiento en la escuela, en la casa, en la calle, a través de los libros o de la lectura del mundo, ya que Freire siempre se mantiene en la postura de “leer el mundo” y sobre todo interpretarlo, escribirlo, tal y como menciona Emilia Ferrer citando a Piaget, “un alumno es un sujeto cognoscente, alguien que trata de entender el mundo que lo rodea, realiza hipótesis, interpreta información y depende del mundo que le rodea” R.E: http://www.youtube.com/watch?v=-Qq-8nUMfp4, lo que genera que el alumno lea su propio mundo y nosotros los profesores estamos siendo leídos por nuestros alumnos, en este proceso, se pretende enseñar, pero sobre todo se aprende y como lo menciona Freire, el educador termina siendo educado. Todos y cada uno de nosotros los que participamos en el proceso enseñanza aprendizaje y que éste, sigue siendo el eje en donde giran las actividades, estrategias y demás que se implementan diariamente en el aula de clases.
La lectura del mundo que realizamos en forma continua, nos coloca en el lugar de profesores investigadores, el autor de este libro “cartas a quien pretende enseñar”, nos dice que la compresión de lo que se está leyendo o estudiando (como los procesos que estamos observando en las aulas), no sucede de manera milagrosa, es necesario que se trabaje, primero a través de las decodificaciones que realizamos de los códigos lingüísticos y fonéticos, luego por medio de la lectura que de manera interpretativa de lo que observamos y que se va acumulando en nuestro bagaje cultural.
No podemos seguir hablando de lectura, lectura en nosotros y en nuestros alumnos, sino, metemos de manera directa a la escritura, quien lee, puede escribir, pero la importancia de la escritura va en función de las capacidades desarrolladas para alcanzar una comunicación efectiva, en nuestro caso, que estamos estudiando la maestría y que de manera directa nos hemos convertido en profesores investigadores, es necesario que después de leer todo lo que nos rodea, lo escribamos, esto con la finalidad de guardar registro y constancia de ello, sin olvidar que con ello, la memoria de activa y alcanzamos el fin principal por lo que el ser humano se inventó la escritura, la trascendencia, trascender, si nosotros como profesores no trascendemos en nuestros alumnos, podemos pensar que no hemos cerrado el circulo de la enseñanza.
La segunda carta de éste interesante libro lleva por nombre “No permita que el miedo a la dificultad lo paralice”, “uno de los errores más terribles que podemos cometer mientras estudiamos, como alumnos, como maestros, es retroceder frente al primer obstáculo al que nos enfrentamos” (Freire: 1994; 45), el mismo autor nos comenta que será complicado que un texto se nos desvele de manera fácil, por lo que no debemos de cometer el error de retirarnos de la investigación, es necesario que nosotros nos aventuremos a analizarnos, a estudiar nuestro entorno, que actuemos de acuerdo a lo que nosotros mismos vemos porque si nos ponemos atención, será más sencillo que nosotros mismos nos demos cuenta en dónde es necesario cambiar, recomponer o replantear. La comprensión de los hechos por medio de la interpretación, nos permitirán tener seguridad, nos llevaran a comprender el concepto: conocerlo, moverlo, manejarlo, sin embargo, si no alcanzamos este nivel, quizá podamos quedarnos en simplemente memorizar el perfil del objeto que se pretende comprender, en esta parte encontramos las dificultades, pero también la parte más apasionante de leer, pero, nos recalca el autor brasileño, que no podemos dicotomizar la escritura y la lectura, es decir, no debemos para nada separarlas, ambas son complementarias, necesarias para los procesos de lenguaje que se requieren para enseñar, para aprender.
La naturaleza humana nos lleva a que cada vez que nos enfrentamos con algo que desconocemos, tengamos la sensación de miedo, pero, me pregunto ¿miedo a qué? ¿Cuáles son los miedos de un profesor investigador?¿de un profesor? Referente a la realidad existente, es necesario erradicar el miedo, porque necesitamos de observarnos, analizarnos y sobre todo replantearnos en las formas de enseñanza que llevamos de manera cotidiana, esto porque es necesario el cambio, ahora, con las reformas y el trabajo en competencias, se necesita de profesores cada vez más alejados de los miedos existentes para innovar, para proponer, es cierto que en ocasiones, se proponen nuevas formas de enseñanza y olvidamos que nosotros también estamos aprendiendo, y ese es el principal miedo a vencer, el miedo a los nuevos aprendizajes que se están desarrollando y construyendo en las aulas en las que estamos dirigiendo una de las obras más importantes que el ser humano se ha fijado realizar, el aprendizaje.

La tercer carta se titula “vine a hacer el curso del magisterio porque no tuve otra posibilidad” ¿A cuántos de nosotros no nos dijeron en la preparatoria, estudia aunque sea para maestro? Pues sí, creo que muchos escuchamos esas palabras, es más, yo jamás he negado que ingresé a la Normal porque no tenía otra opción, sin embargo, lo digo y lo vuelvo a decir, que no puede haber llegado a mejor profesión que la que ahora ejerzo, la juventud de mis alumnos siempre me mantiene joven, a la moda y sobre todo he descubierto que el trabajo con personas me permite ser mejor humano, que esa es una de las finalidades de la educación, ser mejores seres humanos. Es impresionante la manera en como los profesionistas han invadido a México en el sector educativo, creo que ha sido a sazón de las llamadas plazas o bases, todo esto ligado al sindicato, ha llevado a nuestro sistema educativo a convertirse en una red social de mafias, y es que unos apoyando a otros, familiares heredando lugares, en mi caso, la búsqueda de trabajo ha sido complicada, en las secundarias y prepas, las asignaturas que por mi perfil académico podría impartir, están siendo atendidas por químicos farmacobiológos y por ingenieros agrónomos. Reconozco que los programas de normales en el país está rezagados y que tal vez no son los adecuados, sin embargo a los normalistas nos dejan fuera de toda jugada, ya que en el sistema de normales lo que se enseña es la forma en cómo se da la enseñanza de tal o cual asignatura, pero no los contenidos de esta en si, es por ello, que los profesionistas nos pueden ganar fácilmente un examen de conocimientos sobre la materia, pero en la pedagogía y didáctica aplicada es donde a nosotros nos corresponde, porque no podemos olvidar que el profesor interviene, que no basta con que domine los contenidos, sino que es necesario intervenir directamente en el proceso enseñanza aprendizaje, porque para eso en las normales nos forman como educadores.
Para poder hablar de la cuarta carta, la cual lleva por nombre “De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y maestros progresistas”, Paulo Freire, nos da de manera analítica una serie de características que de manera consciente pueden ayudar a la persona que enseña a ser mejor maestro, la primera de ella es la humildad, la cual para nada significa que exista una falta de respeto hacia uno mismo, esta cualidad del docente la podemos ver, en el momento que se escucha al otro, sin importar qué nivel intelectual tiene, es decir, nosotros los profesores en nuestro rol de educadores, tenemos la posibilidad de escuchar a nuestros alumnos, a los padres de familia y a todos aquellos que nos rodean y que somos parte del proceso enseñanza aprendizaje, en el cual podemos incluir la escucha a otros profesores que nos observan y nos pueden aconsejar acerca de alguna situación que nosotros mismos no alcanzamos a observar, Paulo Freire, nos hace referencia que en un docente no puede caber ni siquiera en posibilidad “la soberbia del sabelotodo” (Freire:1994:61), por lo que cada uno de nosotros, si tiene que reconocer el conocimiento que ha adquirido durante toda su formación formal e informal, sin embargo, no es motivo de para hacer alarde de ello, el que se busque que exista la humildad no implica que el profesor profese la mansedumbre, ni mucho menos que caiga en la inseguridad, pero claro, no se puede viciar el autoritarismo ni mucho menos promoverlo. “La humildad tiene su salvación en la verdad, la cual es iluminadora” así nos lo comenta el autor brasileño de este libro. Es importante que resaltemos que el pedir humildad, no significa que se debe de bajar la guardia en cuanto a la autoridad, es muy importante que el profesor pese a la promoción de la humildad es necesario que la autoridad docente se encuentre presente para que los alumnos no se vicien y crean que por se buena gente y humilde, el profesor es tonto y manejable.
La segunda característica de un docente es la amorosidad, sin la cual el trabajo docente perdería todo su significado. El proceso enseñanza aprendizaje, es un acto de amor en si mismo, un acto de amor de quien enseña en torno al milagro del aprendizaje y un acto de amor de quien aprende en torno al descubrir las maravillas que se descubren por medio de éste. En unas líneas anteriores mencioné, acerca de que también escuché que estudiara cuando menos para profesor y también acepté que no me quedó otra opción más que la de ingresar a la Normal, sin embargo, el conocimiento de los procesos, el involucrarme en ellos desde hace algunos años, me ha permitido desarrollar un interés por lo que está sucediendo, un amor por lo que hago, por lo que propongo, por lo que descubro, es por ello tal y como lo menciona el autor, es necesario que exista amor en ambas partes interesadas e involucradas en dicho proceso porque si no, no tiene ningún caso para nadie, reza una frase, que cada quien comienza a morir en cuanto se empieza a odiar el trabajo que se realiza, y en el magisterio se aplica, si nosotros no amamos lo que hacemos no vale la pena hacerlo.
La tercer virtud del docente es la tolerancia, “sin ella es imposible realizar un trabajo pedagógico” (Freire: 1994: 64), lo cual es indispensable para la convivencia entre los actores que participan en la escuela, sin embargo esto no quiere decir que se relaje la situación de la disciplina ya que se promueve el discurso progresista ya que la ciencia es vista como la verdad última que a final de cuentas es la que da seguridad al profesor y también le permite escuchar las diferentes versiones que cada uno de sus alumnos manifiesten, por lo que este conocimiento se va construyendo en función de las relaciones sociales, ya que a mayor confianza le tengan los alumnos al docente, el proceso se desarrollará con mayores posibilidades de crecimiento.
A continuación el pedagogo Freire, agrupa una serie de características, las cuales son decisión, seguridad, paciencia y alegría. Este grupo de cualidades en el docente, permiten que exista control sobre el grupo, organización y sobre todo desempeño, ya que la decisión va en función de la propuesta que éste presenta a los alumnos, ya que es muy importante que exista un conocimiento de los integrantes del grupo, ya que se les conoce sus formas de aprendizaje, sus inteligencias múltiples desarrolladas y sobre todo sus intereses. La seguridad va de la mano con las decisiones que se tomen, van también en función de los contenidos que se van tratando de manera continúa en la escuela. La paciencia es necesaria para escuchar a los alumnos, para escuchar lo que ellos proponen, sus problemas y sobre todo sus quejas. La alegría es indispensable, tal y como lo mencioné hace unas líneas, es necesario enfrentar con alegría este trabajo, esta labor, la alegría ante todo será transmitida a nuestros alumnos, a los padres de familia, a los demás profesores con los que convivimos, pero sobre todo a nosotros mismos. Los alumnos se dan cuanta cuando un profesor acude a dar una clase en un estado de ánimo cualquiera, y eso se ve reflejado en la actitud que ellos muestran para con las actividades que se plantean en cada una de las clases, además, una clase propuesta con alegría siempre es más dinámica que una clase con aburrimiento, flojera o enojo, en esta etapa entra la parsimonia verbal, es entrar en diálogo, un diálogo constante entre todo los que participan en el proceso enseñanza aprendizaje, es necesario que los docentes aprendamos a modular la voz, a mostrar las emociones positivas por medio de la expresividad sin decir nada, lo cual va aumentando la alegría de vivir, la alegría de enseñar, y que se vea reflejada en la alegría de aprender por parte de nuestros alumnos.
La quinta carta se titula “el primer día de clase” con esto quiero hacer reminiscencia a mi primer día de clases aquel año de 1984, ciertamente tal y como lo maneja el autor, ese miedo, las lagrimas, se hicieron presentes, y es que el miedo a la verdad del conocimiento siempre es un ente imponente, el miedo a dejar de ser ignorante (de manera inconsciente) aparece en nosotros, sin embargo, ese primer día de clases, creo que a partir de ahora debo valorarlo y es que ahí comenzó el viaje hacia la formación de la persona que en estos momentos soy, y que con seguridad esta evolución seguirá de manera progresiva, y es que aunque a mi edad sin duda alguna tengo una identidad cultural, que ha sido el resultado de los más de 15 años de estar inmerso en las aulas como alumno, y de los más de 5 ahora en mi papel de docente, es impresionante ver siempre la cara de los alumnos en su primer día, sea el nivel que sea, siempre existe una incertidumbre al no saber de qué manera ese fenómeno está a punto de realizar transformaciones en nosotros, la mayoría de ellas para darnos forma, identidad, personalidad diría yo. Los cambios se han notado, primero en la forma de comunicarme, en manera en que expreso lo que siento, si realizo una observación sobre mi persona a lo largo de mi paso por las aulas, puedo decir que de manera ascendente he tenido una evolución en la cuestión de mi lenguaje, de mi expresión oral, escrita, corporal, en la ilación de las ideas; bueno, ese mismo fenómeno debo de estar consciente que debe de suceder en mis alumnos, si yo como docente no genero esos cambios en ellos, creo que no vale la pena que siga adelante con esta carrera educativa que realizo, sin embargo, si me adentro a los procesos, soy parte del desarrollo de las personas que al estar en frente de mi, automáticamente están teniendo una fe ciega y la tienen porque quizá no les queda otra opción, y es que sin que ellos lo pidieran, me asignan a ellos y ahora, juntos debemos analizar la vida, leer el mundo y construir su propio mundo, el de cada uno de mis alumnos, en el que tal vez pueda ser parte o en el que ni siquiera exista como una referencia remota. De esta quinta carta, me encanta la pregunta “¿acostumbras a soñar?” (Freire: 1994:77), contestarla de manera personal puede ser de mucha ayuda, yo digo que si, y si, acostumbro tanto a soñar como a vivir, creo que los sueños construyen ilusiones y las ilusiones vidas, sólo hay que luchar para alcanzarlas, pero no como metas últimas, sino como inicio de un nuevo proceso, de una nueva vida.
La sexta carta “De las relaciones entre los educadores y los educandos”, que más se puede decir, si lo he ido mencionando durante el desarrollo de esta reflexión surgida después de leer el libro de Paulo Freire. Las relaciones son muy importantes y más si se dan en buena medida, no podemos concebir el desarrollo de una clase en donde el profesor esté en contra de sus alumnos y viceversa, es necesario que cada uno de nosotros busquemos mejorar las relaciones, es cierto la sensibilidad surge primero del docente, de la maestra y es que Freire hace referencia a educadoras porque en el Brasil, existen más profesores que profesores y en México la tendencia es igual, a existir más educadoras principalmente en los niveles básicos, y es que, en ese momento los alumnos necesitan ser vistos como hijos, como seres que requieren de protección y guía, quizá es por eso que en los niveles primarios siguen dominando las mujeres como educadoras. En los primeros niveles escolares, es necesario que la educación se guie en torno al descubrimiento- redescubrimiento, una guía, (hay que retomar la idea de la lectura de Freire) para leer el mundo, para leer a quienes nos rodean y de esa manera formar e informar, pero sobre todo formar seres humanos cada vez más capaces de ser, seres humanos.
La carta número siete, “de hablarle al educando a hablarle a él y con él; de oír al educando a ser oído por él” la clave en esta carta es hablar- escuchar, hablar con el educando porque los asuntos le competen y puede él intervenir en ellos, y escucharlo porque él tiene su propia visión (ha leído su mundo y lo ha interpretado) por lo que puede hablar y necesita ser escuchado. Si queremos formar mejores personas, es necesario que desde el inicio de su formación se les considere como eso, como personas, darle su lugar, permitirles tener voz, tener voto y sobre todo, dejarlos que construyan su propia personalidad para que en un futuro puedan ellos elegir con franqueza cualquier cosa que deseen. En unas líneas anteriores mencioné que la educación es en si un acto de amor, a esa idea le agrego y concuerdo con lo que Freire menciona, la educación es un acto político, y es que se está formando con personas las cuales de manera directa estarán inmersas en las diferentes sociedades en las que habiten y ahí, opinaran, tomaran decisiones, harán o dejaran de hacer cosas a favor o en contra de la misma sociedad, es por eso, que cada día que nosotros estemos con nuestros alumnos debemos darles su lugar, debemos de sumarle a esa formación de buenos ciudadanos, sigo pensando que algo se ha hecho mal y por eso en estos días en nuestro país se vive una ola de violencia, una cadena de corrupción, discriminación, en fin violencia, y es que esta institución social llamada escuela no ha cubierto la necesidad de educar para ser mejores, de educar para participar, de educar para transformar, ¿qué se ha hecho mal? Pudiera ser la pregunta que quizá nadie en estos momentos en el país la pueda contestar, habrá que plantear el debate sobre qué le ha hecho falta al sistema educativo mexicano para entregar a la sociedad hombres y mujeres de bien.
La octava carta de Freire “Identidad cultural y educación”, creo que de pronto se comienza a cerrar el círculo de esta bella e interesante lectura de pedagogía, en cada una de las cartas no se ha podido desprender de manera individual una idea, por el contrario, cada vez que se avanza en ellas, me doy cuenta de la unidad reflexiva que se realiza sobre la praxis, sobre el acontecer en las escuelas, pero sobre todo en lo que pasa por mi cabeza al momento en que pretendo reflexionar y proyectar mi forma de pensar.
Si intentará desprender la identidad cultural de la educación, creo que mostraría mi lado analfabeta sobre la realidad de las cosas, la educación es y ha sido un proceso que se desarrolla de manera constante, exista o no un profesor como tal, en nuestra vida cotidiana tenemos tantos profesores que al que tenemos en la escuela, le vemos la formalidad y quizá por ello, algunas veces no les tengamos la confianza que debe existir para que estos procesos se desarrollen, ahora, qué es la identidad cultural, pues como lo hemos escuchado en repetidas ocasiones por parte de Freud, el hombre es sólo la experiencia que ha experimentado. Lo mismo sucede en las sociedades, en el caso de nuestro país, México sigue siendo y lo será, sólo el resultado de lo que sus sociedades han vivido, han reconocido, han transmitido y sobre todo lo que en estos momentos se está construyendo, no podemos hablar de un México sin pasado, sin presente, lo mismo sucede con nuestros alumnos, con nosotros, ambos tenemos que asumir la responsabilidad de lo que hemos hecho, de lo que se ha dejado de hacer, de lo que se construye y que son representaciones de lo que somos, si nosotros observamos el cuaderno de un alumno y ahí encontramos un desorden, tenemos casi el 100% de probabilidad de que si revisamos su cuarto estará de la misma manera, pero si nos metemos a la cocina y revisamos, nos encontraremos que es una parte que ha ido adquiriendo por medio de la observación, ya que los demás cuartos de la casa estarán de la misma forma, de esa manera se ha educado, de esa manera educará, es por ello que necesitamos ser más conscientes de que en realidad la praxis es un introspección seria que nos permitirá un verdadero cambio.
La novena carta “contexto concreto- contexto teórico”, en esta carta Freire realiza su reflexión, primero a lo que se refiere el contexto, hoy en día podemos observar tres, el áulico, escolar y el social, en ellos, ad diario aprendemos cosas distintas, pero también es cierto que en ellos actuamos de una manera distinta, esta actitud depende, claro, de las personas que están interactuando en ellos, peros sobre todo, nos comportamos de acuerdo a las reglas que existen en ellos, quizá por eso, de pronto encontramos dentro del salón de clases, que de pronto tenemos un alumno que en casa es bien portado, pero ahí, en el aula, encuentra la oportunidad de explayarse y entonces comenzar a realizar cosas que jamás hace en presencia de sus padres, en presencia de los profesores, pero no así, delante de sus compañeros. Freire, durante todo este libro nos ha comentado acerca de los seres animados e inanimados, los inanimados, son aquellos que jamás le impregnan imaginación a las cosas que realizan, por el contrario, se siguen adaptando al medio, siguen repitiendo los patrones de conducta ya establecido, sin embargo los animados, (los humanos somos los únicos animados), adaptan el medio, le dan vida y para nada existe la repetición de las cosas, por el contrario, la imaginación nos ha permitido tener una evolución cultural, que ha permitido desarrollar lenguaje, conocimiento y sobre todo ha permitido que nuestra especie sobreviva y domine sobre las demás especies. El hombre, en constante descubrimiento, hace muchos miles de años, se dio cuenta que vivía, pero sobre todo se pudo dar cuanta que sabía, es decir, que tiene conocimiento, a raíz de ese descubrimiento, el ser humano se ha ido desarrollando de manera constante, hasta llegar a ser lo que hoy en día, porque no sólo se dio cuenta que conocía y sabía lo que le rodeaba, sino que descubrió que él mismo, por su naturaleza podía elaborar su propio conocimiento. De este contexto concreto- contexto práctico, es necesario que nosotros como profesores investigadores los exploremos, los analicemos, veamos la manera en cómo nosotros intervenimos en ellos, qué hacemos de buena manera y qué hacemos que pueda perjudicar los procesos educativos llevados en el aula, en la escuela y por qué no, en la sociedad. Comprobado que cada uno de nosotros actúa de acuerdo al bagaje cultural que ha elaborado, pro cierto es que eso, nos permite observar la manera en cómo nos vamos a comportar en tal o cual lugar, en este momento, recuerdo el libro del laberinto de la soledad de Octavio Paz, en el que menciona que los mexicanos, tenemos una máscara para cada lugar, una máscara para cada personalidad, ya que, en nuestro caso, en la escuela tenemos una máscara de profesores, lo mismo los alumnos, una de aprendices, de estudiante, de dedicados, de latosos, etc., en la casa, tenemos máscaras de hijos, padres, hermanos, etc., de igual manera les sucede a nuestros alumnos, es por ello que nuestro comportamiento va cambiando de acuerdo al contexto en máscara que nos pongan en la escuela, nosotros vamos construyendo ese rostro hasta darle la forma, la figura que más tarde será nuestra identificación ante la sociedad, la vamos adquiriendo día a día, cada lugar, cada persona nos aporta una característica para delinear nuestra cara cultural.

La decima carta “una vez más la cuestión de la indisciplina”, mi pregunta es qué tanto puede ser cierto o no que exista, creo que puede existir a sazón al dejar de lado algunas de las cuestiones que se han comentado en las otras cartas, es importante que las cualidades docentes anteriormente comentadas en verdad se desarrollen para que la disciplina exista, sobre todo eso, que exista, ya que es necesaria para que el aprendizaje se logre alcanzar, porque no puede darse por arte de magia, por el contrario, es algo que se tiene que ir tallando y en función a cada una de las habilidades, movimientos y demás se realiza. Ya para terminar esta reflexión, quiero concluir con la última carta “saber crecer- todo que ver” todo lo que he hablado con respecto a la lectura, en cada carta, en cada análisis, en cada frase de reflexión, va encaminada a saber crecer, por supuesto, la educación va enfocada a formar y forjar mejores personas, mejores seres humanos, nosotros nos hemos programado para aprender, para conocer, sobre todo para ser mejores. Estas últimas palabras del libro de Freire van relacionadas con la sabiduría y el crecimiento personal, cada uno de nosotros nos planteamos metas, en este caso como profesores también las tenemos, es por eso que de alguna manera u otra se podría explicar nuestra presencia en la maestría, necesitamos crecer y para ello requerimos de la experiencia que nos brindará sabiduría, con eso quizá alcancemos a ser mejores seres humanos. No me resta más que terminar con una idea de Freire, la educación para que se realice es necesaria la existencia de dos partes, es como encontrar la media naranja o simplemente darnos cuenta que si existe día, también habrá noche.

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