martes, 12 de octubre de 2010

La escuela de las oportunidades Juan Rincón H.

DOMINGO BALAM MARTINEZ ÁLVAREZ



No hay tal escuela, las oportunidades se restringen para los alumnos hijos de ciertas personas, en nuestro país tenemos escuelas de varias categorías, en las que los alumnos que asisten deben de tratar de sobrevivir con lo poco que tienen en comparación con las que más poseen, en nuestras escuelas del noreste del estado de Guanajuato estamos tratando de trabajar en la carencia de servicios que marcan a nuestra región. No hay pues una escuela justa, nunca la habrá, intentamos por los medios posibles subsanar las deficiencias, las carencias en lo posible, pero aún así hay cierta desventaja.

Existen en las escuelas una serie de acciones que desde la misma escuela no permiten la justicia, quien nos dice que es lo que debe de tratarse en la escuela, un currículo oficial, pero, ¿Qué intereses son aquellos que lo conforman?, La escuela contribuye a reproducir,- que no a determinar – la estructura social con sus procesos muy específicos y su particular organización. Dubet nos dice que la escuela en la sociedad contemporánea es, por excelencia, la institución que mejor sabe reconocer y recompensar de manera simultánea el mérito, tanto implícita como explícitamente, y es contra ese mecanismo que dirige buena parte de su análisis de la institución escolar de Francia; Tal vez el nuestro sea un caso parecido, la inequidad permea en nuestra escuela, nuestros estudiantes y maestros se encuentran luchando entre sí en un ambiente nada favorable y que los lleva a desgastarse en lugar de apoyarse.

La familia también es un factor muy importante, para la justicia en la escuela, a este respecto puedo comentar que en mi trabajo tengo contacto con una serie de padres de familia que varían desde los más preocupados por la educación de sus hijos hasta aquellos que piensan que la educación es sólo una pérdida de tiempo.

La escuela debe de comprender que los alumnos todos inician desde diversas posiciones, no todos empiezan de la misma manera, no todos están hechos para triunfar en todas las materias, existen diversas actitudes y aptitudes, no todos los competidores están dotados de todos los apoyos, de todas las experiencias, para triunfar en este ámbito.

Los estudiantes dependen dentro de la institución de su libertad, de su autonomía y del compromiso con la institución, pues dentro de esta “todos son iguales” Dubet nos habla de la discriminación positiva, que en realidad de positiva no tiene nada, la discriminación es discriminación, pero también señala que existe una igualdad distributiva de oportunidades.

Las familias de los alumnos exitosos saben que la educación es una inversión por lo que ayudan a sus hijos a que desarrollen habilidades para integrarse plenamente en las escuelas, estas familias llevarán a sus integrantes a explotar sus posibilidades en instituciones que los llevarán a tener una carrera que no esté tan saturada y que los ayude a trabajar y desenvolverse en el ámbito económico con mayor eficacia.

Dubet nos da los siguientes principios para tratar de revertir esta tendencia.

1. Para todo individuo debe de estar garantizada una cultura escolar común, con independencia de la competencia e igualdad de oportunidades.
2. No debemos de ignorar los efectos de las desigualdades sociales, que afectan las desigualdades escolares.
3. Debemos de formar personas que no dependan de sus desempeños y calificaciones escolares.

Con estos puntos que podamos mejorar habremos de avanzar en la mejora de nuestra escuela.


Juan Rincón Hernández.

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